1.1.2 Dispositivos informativos audibles (DIA)

El sonido es la transmisión de las ondas mecánicas producidas por una fuente sonora (cuerdas vocales, timbre, motor, tambor, cuerda de piano, sirena, trino de aves, ladridos…) a través de las vibraciones de las moléculas de un medio (aire, agua, vidrio, ladrillo, madera…) Mientras que ruido es el sonido. Así pues, el ruido es el sonido; pero el sonido no siempre es ruido. Incluso un sonido en ocasiones puede no ser ruido y en otras serlo; tal es el caso del Himno de la Alegría de Beethoven: es sonido cuando estamos en el teatro o en casa apaciblemente sentados disfrutando de la música; pero es ruido cuando estamos haciendo la declaración de la renta el mismo día que vence y no nos cuadran los números.

El sonido se caracteriza por su frecuencia y su presión sonora. Las vibraciones mecánicas audibles poseen una frecuencia desde aproximadamente los 16 Hz (bajas frecuencias) hasta los 16.000 Hz (altas frecuencias). Fuera de este rango de frecuencias el sonido es inaudible y pasa a denominarse infrasonido y ultrasonido respectivamente.
El ruido de fondo provoca en el operador distintas molestias, como son fatiga temprana, pérdida de la concentración y errores. Aunque no existe unanimidad de criterios, consideramos que para tareas de gran concentración en general (y esto es válido para todo tipo de tareas con carga mental importante y no sólo con ordenador) el ruido no debe rebasar los 60 dB(a), mientras que para las de menos concentración este límite pidiera extenderse hasta un máximo entre 65 y 70 dB(A). El criterio ISO, para este tipo de tareas, con ruidos de fondo constantes, propone que para el espectro audible el máximo no debe sobrepasar los 40 dB, mientras que para l ultrasonido el máximo lo sitúa en los 80 dB (recordemos que las pantallas de computador emiten ultrasonidos de 15 – 16 kHz).

Por otra parte, con el sonido se informa el operario de cuándo su máquina funciona correctamente o cuándo algo funciona mal; ésta, sin duda, es una magnífica fuente de información muchas veces única e insustituible, que para una persona ajena a la máquina podría ser un molesto ruido y no significar nada.

Timbres, campanas, sirenas

Los dispositivos informativos sonoros pueden ser timbres, campanas, chicharras, sirenas, etc.…, y el lenguaje hablado.

Cuando son señales de alarma que transmiten la información urgente de forma rápida y clara, se manejan con un bit de información (si – no) sin otras alternativas. Su significado debe ser conocido, al menos, por todos los operarios del lugar de trabajo. Acostumbra a estar relacionados con alarmas visuales para llamar más la atención por redundancia.

Las señales audibles de peligro son tratadas por la norma UNE EN 457. Está especialmente pensada para aquellos lugares en que existe un alto nivel de ruido ambiente, y pretendemos llamar la atención del operario de forma fiable sobre un peligro. Normalmente, se recomiendan unos niveles sonoros ponderados (A) superiores en 15 dB al ruido ambiente, cuando el lugar supera los 65 dB.

La sirena, el timbre y la campana, pueden ser alarmas, pero no siempre. La diferencia fundamental entre las alarmas e indicadores estriba en que éstos no llevan añadido el componente de urgencia, el resto de las características es el mismo. La información audible se puede resumir de la siguiente forma:

1. Es temporal
2. No requiere de una posición fija del trabajador
3. Resiste más la fatiga
4. Llama más la atención
5. Sólo se utiliza para alarmas o indicativos de un máximo de dos o tres situaciones con excepción de lenguaje hablado, que se utiliza para impartir instrucciones, etc.
6. Se puede utilizar en combinación con dispositivos visuales.
7. Su nivel de presión sonora debe estar 10 dB por encima del ruido de fondo.

El lenguaje hablado

La enorme riqueza del lenguaje hablado con frecuencia no está bien reconocida en el ámbito laboral. Sin embargo el habla ofrece posibilidades inalcanzables por otros medios en la comunicación personas: conversaciones, órdenes, instrucciones, alarmas, advertencias, orientaciones, explicaciones, conferencias, clases, informaciones. En el lenguaje hablado tienen una gran importancia el vocabulario utilizado, la pronunciación, la entonación, la modulación e la voz, la cadencia (velocidad), el nivel de presión sonora, el ruido de fondo del lugar y los gestos, las expresiones, los ademanes y los movimientos corporales que son acompañamiento redundante muy útil, cuando la persona que habla es visible por las personas que escuchan. Esto es: no puede ser el mismo lenguaje hablado cuando estamos “cara a cara”, que cuando hablamos por radio o amplificación o teléfono. En estos últimos casos la expresión hablada tiene que ser más enfática, clara y detallada por sí misma, al carecer de la rica ayuda de la expresión visual.